miércoles, 29 de abril de 2009

Desde fuera



El dependiente, atentamente, me dijo algo en alemán que por supuesto yo no entendí. Me disponía a gesticular para intentar elevar el nivel de comunicación, hasta un punto comprensible para ambos, cuando de repente, el sombrerero loco, sacó de la chistera un conejo blanco que ágilmente se zafó de entre sus manos y se abalanzó sobre mi cámara tirando fuertemente de ella. Visiblemente molesto, el dependiente le increpó sin elevar en exceso el tono de voz, pero no pudo reprimir la reacción de Estela Plateada y Corto Maltés que prestos cargaron contra el conejo blanco. Gentes de todas las edades y credos asistían impasible a lo que allí ocurría, sin duda, estupefactos por lo fantástico de la situación. Casi a gatas pude escapar de aquel tumulto, donde ya se alcanzaba a ver flores multicolores revoloteando, junto a pajarillos, elfos, faunos y otros personajes fantásticos.
Cuando atravesé las puertas giratorias, cientos de mariposas quedaron casi en el umbral, sin atreverse a salir, sin querer nada del otro mundo ... dentro sucedían cosas ignoradas, desconocidas para la inmensa mayoría. Dentro había todo un mundo de magnífica fantasía.

Nikon D200. Objetivo 17-50 mm f/2,8G. Focal 30 mm. Diafragma f/5,6. Obturación 1/80s. ISO 100.