martes, 29 de septiembre de 2009

Larga exposición



No suelo retocar demasiado las fotografías, tan sólo subir el contraste con las curvas y saturar algo el color. Eso sí, el color me gusta vivo, intenso y luminoso.
A lo que sí dedico tiempo es a la propia toma fotográfica, especialmente a las largas exposiciones. Esos tiempos prolongados donde el obturador permanece abierto y la luz dibuja sus formas, imposibles, sedosas, en el sensor de la cámara.

Un grupo de gente que deambula en torno a un espacio determinado, es la situación perfecta para atrapar en imágenes sus estelas. Despreocupados reflejos del tiempo al que, en contadas ocasiones, valoramos suficientemente, y sin embargo dice mucho de nuestro paso, de nuestro breve lapso de protagonismo.

Me pregunto si acaso somos conscientes de ese protagonismo, de la fuerza que lo sustenta o que se oculta, diluida, a la espera. De una fuerza capaz de alzar la voz para decir basta, siempre que ha sido necesario. Siempre que la Historia nos ha demandado ese protagonismo, nuestra voz se ha transformado en una sola, en un grito unánime, consciente, refrescante, revolucionario.

Observo el resultado de una larga exposición y descubro estelas, historia de lo que una vez fuimos, en un lugar y en un momento concretos. Ahogo un gemido, ¿se oirá un grito de rabia desde un blog?.

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Nikon D200. Objetivo 12-24 f/4G. Focal 17 mm. Diafragma f/5. Obturación 1/1,3s. ISO 100.