jueves, 1 de septiembre de 2011

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Hoy me he levantado temprano. De alguna manera tenía que regresar de este profundo letargo que producen las vacaciones.
No es fácil, después de un largo viaje volver a la vida sedentaria. El cuerpo parece negarse a la rutina y pide más, mucho más.

Han pasado muchas cosas durante este viaje. La mayoría buenas, algunas francamente malas. En Budapest nos llegó la triste noticia de la muerte de Pablo, el hijo de Sergio del Molino. Si recordáis, escribí sobre ello a finales de Julio. Salimos de Madrid con la sensación de una tensa espera, como quién aguarda la terrible noticia que inexorablemente se producirá. Nada más que tristeza infinita, una sensación terrible de negro vacío. No sé quién escribiría por primera vez aquello de “pero la vida continúa”, y de tanto leerlo y oírlo, he asumido que, efectivamente, así es. Pero me pregunto donde se quedan esas vidas rotas, a que parte de este atormentado mundo quedan relegadas. Tal vez las dimensiones físicas, el espacio-tiempo, no sea más que sentimientos rotos, vidas  fragmentadas, momentos perdidos, la mayor parte de ellos llenos de tristeza y negro vacío.
Desde aquí, un fuerte abrazo, de esos que son capaces de transmitir el calor y la amistad, para Cris y Sergio.

El viaje ha ido bien, yo diría que muy bien, a pesar de las incidencias propias de los viajes en tren. Una gran experiencia que de alguna manera me evocaba aquellos viajeros de comienzos del siglo XX, atravesando el corazón de Europa en trenes de vapor. Lógicamente las cosas han cambiado mucho (afortunadamente), aunque en ciertos países pareciera que no tanto. El tren es una magnífica manera de conocer un país y sus gentes, pero es un medio en franco declive, al menos las líneas convencionales, aquellas que te acercan a cada rincón, hasta el pueblecito más remoto.

Ahora toca ordenar, clasificar y revelar las fotografías. Bueno, pero con paciencia, hay tiempo. Mientras iré subiendo una serie, que ya tengo preparada, de fotografías en B&N realizadas en París. Y aguardan otras, que irán saliendo, si el habitual caos reinante en mi disco duro me lo permite.

La fotografía que ilustra el post que “abre la temporada”, está tomada en un bar cercano al barrio judío de Pest. Tengo que confesar mi gusto por lugares, digamos, “diferentes”. Me interesó desde el primer momento. De alguna manera identifica este blog, un poco caótico, lleno de recuerdos y vivencias, oscuro a veces, pero con una buena colección de objetos que permiten liberar la imaginación. Por supuesto están invitados, pasen.

Lugar de la toma: Budapest. Agosto 2011.
Puedes ver la fotografía a pantalla completa haciendo “clic” sobre ella.