sábado, 3 de julio de 2010

La mutación de las especies


Había disparado el obturador una vez más, aquel escaparate merecía un par de tomas, y fue en ese preciso instante cuando algo cruzó la calle a gran velocidad. Hubiera jurado que era un conejo, ¡en Amsterdam, en medio de la ciudad!. Armé la cámara con un objetivo corto, tenía intención de seguirlo hasta su madriguera. El pavimento adoquinado estaba resbaladizo por la llovizna que había caído durante la tarde, aún así corrí tras él como alma que lleva el diablo. Atravesé varios canales por sus puentes, sorteando como podía a la gente que paseaba tranquilamente por la calle, le seguí por varios callejones oscuros, y fue al final de uno de ellos donde le perdí. ¡No era posible!, ¿donde se había podido meter?, caminé despacio recorriendo aquella última callejuela, buscando con la mirada, escudriñando cada rincón. Al pasar frente a un escaparate rojo de neón le vi, o tendría que decir les vi ... ¡Había dado con la madriguera!!!!. Allí estaban todos con extrañas expresiones, posiblemente debido a terribles experimentos genéticos a los que habían sido sometidos. Era imposible que esas mutaciones se debieran a causas naturales, imposible. Disparé una y otra vez. Ahora forman parte de mi sala de trofeos.

Lugar de la toma: Amsterdam. Abril 2010

Puedes ver la fotografía a pantalla completa haciendo “clic” sobre ella.
Nikon D200. Objetivo 12-24 f/4G. Focal 20 mm. Diafragma f/5. Obturación 1/100s. ISO 100.