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Si hay un lugar emblemático en Madrid ese es sin duda La Puerta del Sol. No carente de lacras que la afean y cierta cutrez gracias a la insistencia de diferentes equipos de gobierno municipal, empeñados todos en mejorar una y otra vez la plaza, logrando sin embargo, relegarla un poco más al gabinete de los horrores y atropellos urbanísticos. Y llevamos unos cuantos. El caso es que a pesar de todo eso, no puedo negar sus posibilidades sin límites a nivel fotográfico. Es un lugar de encuentro donde foráneos y autóctonos se entrecruzan mezclándose en infinidad de olores, colores y lenguas, además de la publicidad, las marcas y los eslóganes. Yo lo tengo como tradición, pasar por allí con cámara a mano, una o dos veces al mes, o quizás más.

Sin darse cuenta, iba paseando bien acompañado. ;-)
ResponderEliminarMagníficos reflejos.
Aferradetes, Ángel.
Me alegra que te guste. Un abrazo
EliminarSin duda ese lugar es una auténtica mina fotográfica!
ResponderEliminarUn fuerte abrazo Ángel
Ya lo creo Josep. Un abrazo
EliminarUna plaza que parece no gustar a cada nuevo equipo de gobierno y por lo tanto nuevo intento de embellecerla. Al final y después de tantos y tantos intentos la famoso Puerta del Sol es un batiburrillo de intentos frustrados y de lo que parece que los madrileños nunca vayamos a poder librarnos. Pero es cierto que es un lugar cargado de posibilidades de cara a lograr buenas fotografías como la tuya.
ResponderEliminarAbrazo
Luis, ya sabes, en Madrid no queda títere con cabeza, cede al turismo y al negocio y esa es una temible huída hacia adelante.
EliminarEs cierto, la Puerta del Sol tiene sus sombras, pero también una energía única. Me gusta cómo describes ese cruce de voces, olores y colores. Al final, con una cámara en la mano, siempre hay algo que atrapar: un instante, una mirada, un reflejo.
ResponderEliminarUn abrazo, Ángel
La cámara nos convierte en analistas de nuestra época amigo Jordi. Un abrazo
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