martes, 5 de agosto de 2025

Junto a la Boca de la Verdad



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Como narraba el replicante de “Blade Runner” antes de palmarla ante un Rick Deckard atónito: os puedo asegurar que yo he visto lugares donde te podías acercar y realizar algunas fotografías sin que se interpusieron de por medio cientos de turistas del Selfie y el consumo voraz. Lugares que visitaba sin agobios y sin prisas, sin estruendos ni barullos, sin olores a todo tipo de comidas ni personal gritándome a dos palmos de mis orejas. Todo eso ya se ha perdido como lágrimas en la lluvia. Ya digo, cual replicante. ¿Acaso yo no era (o no soy) turista?, claro, por descontado que soy turista. Siempre soy turista en tierra ajena. Lo que no soy es borrego. El caso es que recuperando algunas tomas que me supieron a gloria el realizarlas en su preciso momento, me encuentro con este altar bañado por una luz especial, pura sinfonía de sensaciones. Se trata del altar en la basílica de Santa María in Cosmedin, junto a la Boca de la Verdad en Roma, ciudad que he podido disfrutar en varias ocasiones y que según me dicen amigos que han viajado recientemente allí, es otra de las ciudades ya imposibles, tomadas por la muchedumbre y las prisas por consumir.



domingo, 3 de agosto de 2025

A ras de suelo


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Me imagino por un momento que no soy nada más que un trozo de papel arrojado al suelo, quizás una colilla o una botella de agua desechada. Y allí en la inmensidad de cualquier acera espero, espero, espero… y me pregunto por cualquier trabajador del servicio de limpieza, de mi ciudad por ejemplo: ¿cómo me verán?, ¿qué opinión tendrán de mi?. Y siempre me fascina la tranquilidad con la que me arrojan a la acera, me tiran al suelo sin más, sin pararse por un instante a meditar lo que eso supone para los demás. Sé que mi imaginación puede ser inmensa, sin límites cuando me lo propongo, incluso como para proyectarme en cualquier otra cosa. La fotografía siempre viene en mi ayuda, colabora con mi manera de ver el mundo, y aunque una vez realizada la toma esta no hable ni emita juicio alguno, aquí están mis palabras, torpes la mayoría de las veces, pero firmes y suficientes como para explicar lo que la fotografía no puede, para dirigir la intención allí donde la fotografía no llega, para complementar el instante captado. La fotografía no puede mentir, tan solo refleja un instante concreto. Solo señala, no juzga. Nada más.