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jueves, 31 de julio de 2025

Fotografía improvisada en el bus




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¡Qué poco me gustan los autobuses urbanos!. Yo soy de metro de toda la vida: me encanta andar hasta la estación, bajar las escaleras y adentrarme en ese mundo subterráneo lleno de incógnitas y posibles aventuras; caminar por los pasillos, hacer transbordos de líneas y como aprendiz de fotógrafo, observar a los viajeros, cada detalle importa, para salir después a la superficie, renacido, expectante ante lo que me deparará la calle ahí afuera. Por eso hago pocas fotografías en los autobuses, no suelo sentirme cómodo, aunque si se cruza un fragmento interesante de vida intento la toma, claro. Algunas veces acierto, otras…


lunes, 28 de julio de 2025

Me hace falta un buen corte de pelo




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Que frustrante puede ser salir de casa bien temprano con la intención de acercarme a la peluquería y encontrarla cerrada por vacaciones hasta el próximo miércoles. Reconozco que en el mundo suceden cosas terribles y cada día a nuestro alrededor otro tanto de ellas, pero algunas pequeñas adversidades también causan cierta conmoción. Por supuesto que son desánimos temporales sin mayor importancia y que me sobrepongo casi de inmediato en cuanto lo pienso dos veces. La vida en realidad está enlazada a base de pequeñas cosas, si fuéramos capaces de descomponer cada gran problema en un número determinado de pequeños contratiempos, igual plantear soluciones a los grandes retos no sería tan complejo. Quizás es una manera demasiado simple de reducir este mundo, pero tal vez se trate de eso: dar un paso atrás (o dos) y simplificar nuestras vidas hasta que podamos retomar el control de todo este embrollo.



martes, 19 de septiembre de 2023

Donde pasan cosas




No sé bien cómo escribir sobre esta fotografía, quizás me empeñe en algo que no sea necesario, me refiero a que la propia fotografía nos habla aunque sea de manera parcial, ambigua y sin contexto alguno. Y nos habla de la calle, del ajetreo urbano en cualquier ciudad, de ese montón de historias aparentemente ajenas que se superponen las unas a las otras y que van conformando una compleja red de secuencias de vida, micro instantes desde la óptica de la cámara, inmortales para siempre con la captura fotográfica aunque desconocemos el antes y el después de la toma, algo así como lo que decía mi madre cuando veía atónita el final de una película que no acababa como a ella le hubiera gustado: “pero coñe, ¿al final se casan?”. Pues eso.