viernes, 7 de agosto de 2009

Gaiman, Patagonia argentina. Agosto 2009





Un vuelo trasatlántico se hace más llevadero si por esas casualidades del destino, la compañía cambia tu billete de clase turista por unos en clase bussines. Con ese pequeño golpe de fortuna comenzamos el viaje.
A las 5:30 h a.m., llegábamos en el aeropuerto internacional de Buenos Aires, el invierno nos saludaba con 5º C en una fría y húmeda mañana.
El enlace a Trelew no tuvo mayor transcendencia y por la tarde, bajo un confortable sol, ya disfrutábamos de un paseo dominical por Gaiman, ciudad que para nosotros representa la puerta de entrada a la Patagonia.
Hacia la segunda mitad del siglo XIX y con la esperanza de encontrar mejor fortuna en nuevas tierras, lejos de la opresión inglesa, llegaron los primeros inmigrantes galeses. Hoy Gaiman es un pueblo con una curiosa mezcla de ambiente rural, fábricas de derivados de algas marinas y tradición galesa.
En los alrededores de Gaiman se esparcen granjas agrícolas o ganaderas (chacras), pequeñas explotaciones que sobreviven a fuerza de trabajo, buen hacer y grandes dosis de imaginación comercial. En cuanto a la tradición galesa, me quedo con las encantadoras “casas de té”, donde obviamente el té es la especialidad, siempre acompañado de panecillos, pasteles y mermeladas artesanales, en un entorno con sabor añejo y aroma de los primeros pioneros.

Las entrdas van con retraso, pero creedme, se hace difícil.

Nikon D200. Objetivo 17-50 mm. ISO I00.