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Es llegar estos meses de calor y todo mi organismo se ralentiza, me vuelvo perezoso como respuesta ¿natural? a las altas temperaturas y al tedio del verano que cada vez aguanto menos. Por momentos no me aguanto ni yo mismo. Y claro, se refleja en todo, también en mi Fotodiario, en la actividad de las Redes Sociales, incluso en mi interés por la fotografía, aunque esto suene casi a pecado capital. Los pensamientos me abandonan por momentos y los intuyo volando entre montañas lejanas y valles profundos, también el mar y su infinito azul. Pero en un instante de cordura consigo regresar sobre el teclado y escribir estas líneas que acompañan a la instantánea seleccionada. Se trata de un detalle entre las calles de la ciudad portuguesa de Évora. Que los calores os sean leves. Continuamos.