Dark shadows

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Elegir bien la hora (y la luz) en el momento de fotografiar puede transformar un lugar humilde y habitual en un entorno misterioso y sorprendente, prácticamente sin salir de nuestro barrio o ciudad. De esto sabéis mucho aquellos que os dedicáis plenamente a la Street, pero un simple bosque de pinos guarda buenos momentos para dejar la imaginación correr a su gusto. La fotografía que da pie a la entrada la hice en la Casa de Campo de Madrid. Otra cosa es el asunto del blanco y negro, pero eso lo dejo para otra ocasión que siempre es más complicado determinar el porqué de un revelado en color o en monocromo.

A forest of sensations

 

 

Pues si amig@s, la fotografía me sigue sorprendiendo cada día un poco más. Entre otras cosas, por su capacidad para describir situaciones y narrar experiencias a todo aquel que, por un momento, detiene su tiempo frente a una instantánea. Transmitir lo vivido sin palabras, pero con sensaciones. El color, la tonalidad, el claro oscuro, la fuerza o delicadeza de una imagen tienen esa capacidad evocadora. Y esto siempre es emocionante, es como vivir la fotografía como si fuera la primera vez.

 

The forest, the road and the decisions

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Un camino por descubrir, quizás nos adentre en lugares desconocidos, siempre sugerente, estimulantes para los sentidos. El bosque como pura metáfora del transcurrir diario, de las necesarias decisiones a valorar y afrontar continuamente. La naturaleza como algo muy cercano al ser humano, de la cual formamos parte. Incluso en las ciudades más ruidosas y congestionadas, necesitamos pasear por un parque o pararnos a mirar cómo mueve el aire las ramas de un árbol.

 

Sigue la señal

 

 

Nos movemos por señales, o mas bien gracias a ellas. Hay señales que son universales, otras dependen de la cultura o el país donde se encuentre el receptor. En algunos casos nos comportamos como receptores involuntarios de esa información, en otros, actuamos guiados por esas instrucciones que captamos de manera inconsciente y actuamos, en demasiadas ocasiones, de forma irreflexiva. Desde el mensaje político vestido de signo, hasta los iconos y mensajes abreviados de las Redes Sociales. Todo pertenece a un complejo conjunto de signos y señales. Y en algunas ocasiones, pocas, nos muestran el  camino verdadero.

 

El bosque donde viven las brujas

 

Las brujas eran esas señoras que durante buena parte de la Edad Media fueron perseguidas y maltratadas por el solo hecho de ser mujer y tener ideas algo diferentes a lo “aconsejable”. Cosas de la historia, de esa misma historia que se repite a lo largo del tiempo y lo único que cambia son los métodos y las maneras, pero no el trasfondo. Yo prefiero el bosque en sombras, con niebla, incluso con brujas, a muchas de las plazas de parqué modernas de la actualidad. Cosa de gustos supongo.

 

 

I'd rather be lost in the forest

 

Los bosques son esos espacios con los que solemos soñar e imaginar mil aventuras. Muchos los ven como bonitos decorados o lugares donde ir de vez en cuando para desconectar, o simplemente consumir unas fracciones de tiempo y hacer constar que se estuvo ahí. Cuánto desconocimiento, frialdad o desdén. Superficialidad en definitiva, arrogancia con demasiada frecuencia y desprecio por desconocimiento.

 

 

Entre lo fantástico

 

Existen lugares, que nacidos de las profundidades de la tierra, al darse a conocer en la superficie, se consideran especialmente indicados para cobijar a seres que nutren casi cualquier fantasía. Y se revelan con asombrosa claridad, como ese otro lugar, la verdad opuesta a un mundo que cada vez provoca mayor estupor y espanto.

 

 

Dirección

 

 

Y entre tanta línea sinuosa, tanta textura táctil, una única dirección.

Cuando el bosque se cierra

Cuando el bosque se espesa y lo árboles comienzan a ganar altura, el camino se va cerrando, el entramado de ramas y hojas apenas deja pasar la luz. Buscar una marca que indique la dirección acertada pasa a ser una prioridad, más que nada para evitarnos hacer kilómetros de más. En estos viajes todo se simplifica, la vida resulta sencilla y sientes que puedes controlarla.

El árbol señalado

Digamos que algunas cosas son en sí mismas. Otras lo son gracias a nuestra mirada, es decir porque los imaginamos. Supongo que la imaginación puede llegar a ser tan poderosa que puede cambiar la percepción de las cosas. Pero corren tiempos acelerados, donde imaginar conlleva un alto precio que la mayoría no está dispuesto a pagar.

En la niebla

 

Desde una posición de inferioridad

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La parte que más me atrae de esta particular serie sobre la naturaleza, son los árboles. El bosque en su conjunto o elementos aislados, sus formas y las peculiaridades que permiten imaginar escenas fotográficas, buscar encuadres y contrastes sugerentes. Pero por encima de todo, intento expresar una idea más allá de la mera representación natural.

El olvido

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Una fotografía puede parecer irrelevante en si misma más allá de la belleza formal comúnmente admitida. Por eso busco aquello que procure romper la armonía o la lógica visual; una escena, una situación o un objeto que permita introducir la interrogante. Me gustaría hacer ver que nuestro entorno nos condiciona y que reaccionamos en función de esos estímulos que recibimos, pero a su vez, cada reacción responde a decisiones propias.

El bosque (mil entradas)

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Esta entrada hace el post número mil. En octubre pasado hice 6 años en antena. Y ahora con más preguntas que respuestas.
Supongo que me hago mayor.

Sin intención de perderme

 

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Bosque con las primeras nieves

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La fotografía puede condicionar las sensaciones que trasmite un paraje más o menos idílico. De hecho, lo más probable es que esa supuesta imagen ideal, solo se encuentre en el subconsciente y sea parte de nuestro bagaje cultural. Tal vez la naturaleza sea de otra manera, y su propio carácter sea distinto a la percepción que creemos recibir la mayoría de las personas. Y si es así, en una fotografía que muestra un fragmento de bosque, de arroyo o de montaña, ¿qué parte pertenece a la cámara, el objetivo, la obturación …?,  ¿que parte es producto de la reflexión?.

Es tiempo de setas

Ha llovido algo por la montaña madrileña y los bosques se llenan de oportunidades fotográficas.
Es una gozada ir descubriendo las pequeñas cosas que crecen a nivel de suelo, el otoño ya se siente. Un día de estos tengo que comprarme un macro.

Perfecta aclimatación

Frío intenso, la humedad comienza a traspasar todas las capas de ropa y la lluvia ya hace un buen rato que se hizo persistente. Y aún así sigo aquí, intentando enfocar, procurando que la lente no se empañe, peleándome con el puñetero trípode, que se niega ha mantenerse firme sobre la tierra húmeda. A veces pienso si esta afición es más bien cosa de locos.

Lugar de la toma: Montes de Ayllón, octubre 2010.
Puedes ver la fotografía a pantalla completa haciendo “clic” sobre ella.

El bosque

No imagino un lugar con más magia.

Lugar de la toma: Montes de Ayllón, octubre 2010.
Puedes ver la fotografía a pantalla completa haciendo “clic” sobre ella.

Sombras de otoño

Ahora que comienza a sentirse el otoño, nada mejor que una apropiada y sencilla imagen evocadora de esta época. Está tomada en la Casa de Campo de Madrid, al atardecer, cuando la luz alarga las sombras deformándolas hasta niveles imposibles. Cuando la luz es tan especial que despierta los sentidos.

En el mundo digital no existe un buen blanco y negro. Esta toma la hice en color, y luego el tratamiento posterior, intentando emular las antiguas emulsiones en blanco y negro, en el ordenador.

Cuanto más me empeño en el blanco y negro en digital más hecho de menos la T-Max 400 de kodak. Ya estamos con la puta nostalgia.

¡Ánimo que es miércoles!