Es el momento de fotografiar la mirada

 

 

Hay miradas que transcurren en un corto espacio de tiempo, un cruce visual entre ojos anónimos, lo suficientemente fugaz para pasar casi desapercibido. Mantener la mirada delante de un desconocido fijando la atención suele considerarse inapropiado. ¿Pero entonces qué puedo hacer con mi curiosidad fotográfica?, esa que me impulsa a revisar visualmente cualquier escena, a las personas que me cruzo, las que tengo enfrente durante un trayecto en metro o cuando paro a tomar un café. En realidad prefiero no plantearme el dilema, sigo tomando fotografías a desconocidos sin permiso, pero solo cuando la situación me sugiere cierta narrativa. Entonces no me lo pienso, ajustes, encuadre rápido y apretar el disparador con suavidad, ¡Click!.

 

Tres vidas

 

 

Suena la alarma del móvil (¿acaso alguien sigue usando un despertador convencional?), me levanto, estiro un poco y voy directo a la ducha, preparo un buen desayuno y café. Salgo de buen humor afrontando la mañana. Una sonrisa vale más que cien terapias alternativas de relax, o al menos eso quiero creer y aún así nada está garantizado. Camino, cojo el transporte público, me cruzo con gente a lo largo del día, conflictos laborales, discusiones absurdas (¿acaso hay discusiones razonables?) y alguna que otra situación incómoda…, vivir cada jornada nos enfrenta a todo tipo de circunstancias, algunas buenas otras no lo son tanto. En días grises la fotografía procura la capacidad de distanciarme, con esa facilidad para crear historias a partir de hechos fortuitos y así aliviar el camino cuando las cosas no marchan como uno quisiera. Nada es perfecto, cualquier mal día puede reconvertirse quizás en algo mejor, ese instante peculiar puede ser el primer acto de una nueva e increíble historia.

 

Los pájaros

 

 

La fotografía es una herramienta capaz de expresar, narrar o evocar circunstancias, acontecimientos, recuerdos… ya solo con este argumento dan ganas de salir cámara en mano y bocetar la ciudad a nuestra manera. La cámara como bloc de notas visual, objeto capaz de retener el tiempo y marcar ese instante como algo que fue, un índice que expresa lo sucedido pero que queda abierto a interrogantes, interpretaciones y valoraciones que la fotografía nunca concreta. Un pie de foto o un título pueden aclarar o distorsionar aún más la percepción. O tan solo sugerir una sonrisa cómplice.

 

Doubt

 

 

La duda atenaza, paraliza la acción, puede llegar a impedirnos tomar decisiones importantes. El miedo a equivocarnos nos acompaña a diario. Quizás carguemos con demasiadas losas en una sociedad del reproche y la crítica fácil. El vodevil en que se ha convertido la vida a diario se retransmite por televisión y se lee en los periódicos mezclando medias verdades, sensacionalismo y valoraciones superficiales. Romper la tendencia del despropósito y acabar con la eterna duda. Vivir para uno mismo con honestidad. Tampoco es tan complicado, quizás tan solo se trate de dar un primer paso.

The city, loneliness and time

 

 

No sé si el tiempo y la soledad van unidas o tienen algún tipo de relación más allá de la que se pueda establecer por alguna necesidad concreta. La soledad no es fácil de fotografiar y esta característica quizás si tenga algo que ver con el tiempo. Una mañana gris a una hora temprana, incluso las calles céntricas de la gran ciudad parecen solitarias. Sin personas transitando, sin urgencias, captando ese breve instante e imaginando un monocromo que invita a recordar, la soledad puede llegar a sentirse por un corto espacio de tiempo, el preciso mientras contemplamos la fotografía.

 

Una cuestión de tiempo

 

 

Poco a poco el tiempo ha ido cobrando cada vez mayor relevancia. Una sensación apresurada, subjetiva, desmedida del paso de las horas y de los días que lo invade todo. Fluye como un torrente y creo que antes no era así, al menos no de forma tan clara o yo no era del todo consciente. El caso es que la relatividad del tiempo siempre me ha resultado tremendamente sugerente como argumento libre para imaginar, más allá de ​su dimensión​ física. Siento que transcurre de manera diferente según observo el mundo evolucionar, de una u otra manera, en uno u otro lugar. Y eso me condiciona claro, porque hay lugares donde parece congelado y si freno la urgencia lo suficiente y me detengo en los detalles, ese preciso momento puede estirarse casi indefinidamente. En algunos lugares, en ciertos casos.

 

Dividiendo escenas

 

 

Entre lo verdadero y lo falso siempre hay una línea divisoria, conceptual, formal o ficticia. Toda escena puede formar dos mitades de una misma realidad. Suele ser fácil representarlas porque son obvias, en otros casos queda a la libre interpretación. En ocasiones fotografío buscando esa división, no solo con la intención de crear imágenes a modo de espejo, sino ofreciendo la idea de un mundo que es de una u otra manera dependiendo de nuestros actos.

 

Winter streets

 

 

En los días fríos y grises, cuando apenas camina gente por las calles, la naturaleza parece apoderarse de las estructuras urbanas creando las suyas propias, ignorando lo existente, despreciando el entorno artificial que con tanto esmero y dedicación hemos ido construyendo a su alrededor. En días fríos y grises busco vida en las calles.

 

Estructuras en claro oscuro

 

 

En la soledad de una espera las sombras se apoderan de todo aquel que descuide su ser. Nada es recuperable si volvemos la espalda a nuestra historia que nunca se repite, siempre cuenta con nuevos condicionantes, distintos jugadores. Las estructuras provocan ilusiones modernas, pero la mirada atenta solo es capaz de apreciar el claro oscuro de una escena. Simplificar el encuadre nos permite valorar con lucidez el simulacro perpetrado.

 

¿A quíen miras?

 

 

No es fácil pasar desapercibido con una cámara en las manos. Para muchas personas casi parece que fuese un delincuente en potencia, algún tipo de ladrón sin escrúpulos. Disimular, intentar no llamar la atención, ser discreto, comportarse con naturalidad,… y no sé cuantos consejos más que seguramente todos hemos leído y oído en alguna ocasión. Es evidente que para salir ahí fuera, callejear y fotografiar en la ciudad, tengo que olvidarme de las miradas, las reacciones de reproche, incluso de los malos modos de algún que otro. No sin cierta razón, ¡ojo!, entiendo la desconfianza. Aún así, creo que esas situaciones suelen brindar alguna instantánea peculiar, y sus posibilidades se me antojan interesantes testimonios de los tiempos que vivimos.

 

Caminar sin zapatos

 

 

La calle es un lugar dónde encuentro cosas. También encuentro fotografías, tan solo hay que estar un poco atento y mirar de otro modo, ver más allá de lo obvio, imaginar la historia y a sus personajes con los problemas que seguramente entendería, los conflictos que compartiría. Y así, caminando por la ciudad me resulta fácil ponerme en el lugar de otro. Se suele decir que no conoces a tu semejante mientras no te calzas sus zapatos, pero en ocasiones esto se hace ciertamente complejo. Claro está que también se puede ver desde el punto de vista de la pura metáfora. También caminar por la ciudad con una cámara en la mano lo es.