Me gustan las diagonales. Me refiero a las líneas, claro. Me gusta descubrirlas allá donde miro, bueno es una afición como cualquier otra.
Si hay una línea revolucionaria esa es la diagonal. Es capaz de romper las formas cuadradas en agudos ángulos y las circulares en mitades, que siempre nos hablaran en términos dialécticos, de sus contradicciones, del enfrentamiento entre lo viejo y lo nuevo. Así lo vieron diversas corrientes artísticas en los turbulentos inicios del s. XX, como el
Futurismo o el
Constructivismo, que abogaron por un orden artístico nuevo al servicio del ser humano, y me gusta pensar que en paz con la naturaleza.
Así lo veo si observo a mi alrededor, cuando perplejo, identifico esas diagonales en perfectas divisiones de lo natural, entendido como la propia naturaleza viva, frente a lo artificial, representado por la acción depredadora de esta sociedad.
Aunque estoy convencido, que la armonía y equilibrio entre estos dos contrarios se terminará dando o sencillamente no seremos.
Feliz fin de semana.
Nikon D200. Objetivo 17-50 mm f/2,8G. Focal 17 mm. Diafragma f/5. Obturación 1/100s. ISO 100.