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Cambio de tema por aquello de mantener el interés y no aburrir ni aburrirme, aunque también me lo pide la propia dinámica de este fotodiario, claro, que funciona sin criterios de continuidad y se rige más por la casualidad del día a día. La cuestión es que me gusta pensar en la fotografía por encima de todo como mi mejor manera experimentar, y que me permite imaginar con la composición, la luz, las texturas y las formas un mundo que quizás sin este trabajo de reflexión, quedaría oculto y pasaría desapercibido. Ese mundo donde impera el detalle, la anécdota, lo peculiar y que sin embargo es capaz de construir un discurso y en ocasiones proponernos otra manera de mirar la vida, sin prisas, sin ideas preconcebidas.