Si salgo a caminar por la ciudad con la finalidad de hacer fotografías, la atención se centra casi de manera automática en formas, colores, contrastes, ciertos detalles, también siluetas y composiciones que narran una pequeña historia, o quizás escenas que permiten dejar en libertad a la imaginación y ver que cosas fantásticas trae cuando vuelve del viaje. Y caminando puedo sentir cómo el asfalto ha cambiado por un suelo blando y mullido de una senda que se adentra en el bosque al anochecer. Son otras las emociones que me aguardan.