Alguien habla en voz alta anunciando la parada. Me doy cuenta que es la que necesito, donde me tengo que bajar de este espacio húmedo y caluroso, quizás lo más parecido a una sauna de uso público en la que todos los usuarios fueran vestidos. Transito entre tantos otros, procurando esquivar los empujones, recorro la escena con la mirada lentamente, todo a mi alrededor transcurre de inmediato a gran velocidad, distorsionando la escena, alargando las formas y retorciendo las luces. Y admiro los verdes, los intuyo en todas sus variantes y armonías, veo las deformaciones que producen la luz y el tiempo. Me siento único y especial en medio de lo cotidiano. Son las 9 de la mañana y presiento otro día de calor.