Lamentablemente ese día no contaba con el pulso tan firme como a mi me hubiese gustado. Sin embargo la gente amablemente llegó a congelar el momento, todos cómo uno sólo, una multitud unánime, fue lo más parecido a la escena de una gran superproducción de Hollywood (porque es el cine el que nos marca la realidad, ¿no?), se quedaron paralizados por unos instantes, apenas unos segundos de su tiempo. Paseantes, vendedores, mendigos, coches y autobuses urbanos detuvieron su propia vida.
Todos.
(Quiero aprovechar este medio de masas que es Internet, para agradecer públicamente a tanta gente que ese día intentó echarme una mano. Desde aquí quiero expresarles mi más sincero agradecimiento).
Pero aún así la fotografía salió movida. ¡Que desolación!.
Trepidada me corrigió después un buen amigo fotógrafo (él sabe mucho más que yo de estos tecnicismo, y máquinas, sensores, lentes ...).
Pero no me resisto a publicarla. Espero que sepáis disculpar mi falta de pericia.
Lugar de la toma: Madrid, Julio 2012
Puedes ver la fotografía a pantalla completa haciendo “clic” sobre ella.