Una mirada puede cautivar, incluso enamorar. Un fisgón, busca esa mirada, la espera, porque sabe que narra una historia particular que luego, a solas, intentará comprender.
No sé si tengo un estilo propio, supongo que no, incluso me resulta pretencioso pensarlo, en realidad soy un simple aficionado a la fotografía, nada más. Me gusta un tipo de fotografía concreto, eso sí, aunque “revoloteo” por diferentes temáticas. También creo que eso no es malo, supongo que muy al contrario, resulta enriquecedor.
Con esta serie de París me he sentido a gusto, como en casa. Me resulta fácil fotografiar en ciertos lugares, no importa que sean lejanos o cercanos, no creo que se hagan mejores fotografías en lugares exóticos, simplemente tienen que tener interés, aunque soy consciente que ese “interés” sea completamente subjetivo. Tal vez la parte objetiva de la relevancia de una fotografía, se encuentre en el componente humano. Creo que responde a la necesidad de comprender a mis semejantes. Acaso intento averiguar, como si de un científico encerrado en su laboratorio se tratase, las razones que nos han llevado a una etapa de la historia tan confusa y preocupante.
Tengo mucho material almacenado. Está siendo un año fructífero y no paro de fotografiar. Luego revelar, procesar y archivar me resulta más lento. Iré subiendo material que se ha quedado rezagado y así poco a poco me iré poniendo al día.
Lugar de la toma: París. Mayo 2011.
Puedes ver la fotografía a pantalla completa haciendo “clic” sobre ella.