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Alguna vez me ocurre, que volviendo sobre carpetas antiguas de mi catálogo de fotografías, la mirada se detiene sin ninguna explicación lógica en una instantánea determinada. Algo me llama poderosamente la atención de esta fotografía que hoy publico, y reconozco que he vuelto sobre ella en varias ocasiones. No hay nada especial en ella, se trata tan sólo de un puesto de flores cerrado al lado del cementerio viejo de Carabanchel (mi barrio) en Madrid. Un lugar aislado, casi detenido en el tiempo rodeado de zonas residenciales, jardines, espacios para niños, zonas deportivas,… uno de esos lugares anacrónicos dentro de la configuración propia de un barrio que quizás creció demasiado rápido. Sin ninguna justificación clara decido publicar hoy esta toma.