Hay lugares que no llaman la atención, no son interesantes y tampoco sucede nada digno de reflejar en una instantánea. Pasamos por ellos quizás en más de una ocasión, incluso a diario, y nunca sucede nada que nos señale con el índice. Sin embargo un día salta la chispa en un fragmento de tiempo y todo confluye, nos parece magia ahí puesta, ordenada, para que seamos nosotros los que la preservemos del paso del tiempo. Luego todo seguirá impecable, austero, anodino, seguramente durante otro montón de días, meses o años…