Por un momento pensé que no podría hacer la foto, no me quitaba ojo. Curiosamente me "encojo" si alguien nota que le estoy fotografiando, no lo puedo evitar, aunque pienso que no se me nota o al menos eso creo.
No suele fallar devolver una sonrisa y hacer un gesto de complicidad o de excusa.
Es cierto que podría haberme levantado y pedirlas permiso para tomar la fotografía, pero entiendo que desvirtúo ese instante de maravillosa intrascendencia.
El caso es que en cuanto noté que volvía a dejar la vista perdida, presioné ligeramente el obturador.
Lugar de la toma: Madrid, Febrero 2013
Puedes ver la fotografía a pantalla completa haciendo “clic” sobre ella.