Ahora que todavía es invierno y asomo la mirada por la ventana, ahora que solo queda el ocaso en el cielo y las luces de la ciudad iluminan de esa manera tan triste y dramática, ahora es cuando mejor sienta recordar el mar, un puerto, los barcos amarrados, incluso el sonido de las gaviotas que llega desde tan lejos, del interior de los recuerdos. La fotografía ayuda, claro, editarlas tiempo después es toda una terapia, una especie de tratamiento anti estrés, mi particular momento de meditación. Casi siento el aire de mar.