Casi paso de largo, pero algo me hizo volver. Seguramente llegué a leer parte del nombre del local y una suerte de asociación de ideas me llevó a viajar por mil lugares sugerentes, muchos desconocidos, todo en una fracción de tiempo. Apenas un soplo. Lo justo para mirar de nuevo, observar el interior y volver a viajar por otros tantos lugares fantásticos en un proceso febril incontrolado, un delirio que me obligaba a quedarme parado pensando solo en fotografiar aquel lugar. Ahora imagino su interior, las personas que lo habitan, las que llegarán y las que ya lo abandonaron. Cada vez que vuelvo sobre la fotografía la ilusión se repite.