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La escena parece congelar un instante cotidiano, casi invisible en el ritmo acelerado de la ciudad, pero que al ser capturado revela una armonía inesperada entre lo mundano y lo decorativo, entre el trabajo y el supuesto lujo. Es un cruce de caminos entre la rutina del mensajero y la presencia llamativa del cartel, ambos cuentan una historia, su propia historia y permiten que imaginemos ese mundo que gira imparable a su alrededor.
Dos historias que pueden ir unidas o totalmente dispares.
ResponderEliminar"Estoy delante del restaurante, ¿vienes o què?" ;-)
Aferradetes, Ángel.
Buena observación. Abrazo
EliminarExcelente mezcla de realidad y ficción!
ResponderEliminarUn fuerte abrazo Ángel
Así es Josep. Un abrazo
EliminarYaa puede haber maravillas culinarias, que sus ojos no desvian su atención de la pantalla del móvil.
ResponderEliminarQue tengas una buena semana.
Jajajaja, si, como somos!. Un abrazo
EliminarFaz tempo não é! Estou dando umas olhadas pra ver se me encorajo a voltar a postar. Vc continua cada vez melhor. Abraço
ResponderEliminarGracias, un abrazo
EliminarQuizás esté quedando con su pareja para entrar en este establecimiento.
ResponderEliminarBuen marco para esta escena callejera.
Un abrazo.
Gracias, un abrazo
EliminarRecuerdo el día de la toma. Caminábamos juntos y te paraste al ver la escena. Me encanta esta foto por lo que significa en la actitud del fotógrafo. Una mirada como distraída pero sin embargo muy atenta y la certeza de que aquel trozo de realidad contaba algo que merecía la pena retratar. Y ocurrió esto que hoy veo. Magnífica Ángel.
ResponderEliminarDejo tiempo a las fotografías, hasta que encuentro un sentido o un significado ;-) ... abrazo Luis
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