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Versión en B&N aquí.
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Recuerdo que antes perseguía las sombras. Las buscaba en esas paredes donde al atardecer, la luz rasante descubre las texturas y los detalles. Eran enigmáticas, misteriosas, con vida, capaces de deslizarse entre las paredes evitando ser capturadas. Por aquel entonces me parecía imposible poder fotografiarlas, revelar sus misterios y despojarlas de todo secreto. Salía a diario cámara en mano buscando la hora propicia, el momento y el lugar. Un buen día, después de muchos intentos conseguí capturarlas en todo su esplendor, las fotografié una y otra vez desde todos los ángulos hasta que perdieron su encanto, las despojé del misterio y dejaron de interesarme. Aquellos eran tiempos de aprendizaje, de tomar notas, de revelar las instantáneas para dar con las explicaciones oportunas a las preguntas necesarias. Con el tiempo se superan muchas interrogantes, la experiencia cubre cada espacio que dejaban las dudas y lo que de manera infantil parecía superado recobra el protagonismo que nunca debió perder. Hoy las sombras vuelven a estar presentes y las busco allí donde se ocultan.
Se retuerce adaptando su forma a la de la estructura que envuelve. No es un elemento natural nacido de la tierra, el agua o el aire, tampoco depende de ellos ni parece condicionado por sus cambios. Creemos que resistirá el paso del tiempo de manera indefinida que será para siempre, pero nada es perfecto ni eterno, todo es pasajero.