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¿Qué puedo decir de Madrid que a buen seguro no se sepa?. Para mí es la ciudad donde prácticamente he nacido, donde resido, la ciudad que sufro y disfruto a partes iguales. Tras un periodo, quizás demasiado largo, de negación y confrontación, creo que poco a poco me estoy reconciliando con ella. Madrid, como supongo le sucede a todas las grandes ciudades, vive una contradicción permanente, serpenteando entre lo bueno y lo malo, entre la alegría y el drama, entre la modernidad y lo más añejo. Y digo añejo porque lo “tradicional”, eso que suelen llamar “castizo”, hace ya tiempo que se diluyó entre los intereses publicitarios y turísticos. De aquello ya no queda nada. Autenticidad la justa. No obstante, entiendo perfectamente que para muchas personas sea un destino interesante por infinidad de motivos y que pasar una semana en Madrid, por descontado, da para mucho.