¿Qué sucede?

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Allí me encontraba, en medio de la Puerta del Sol de Madrid, sentado observando a los turistas haciendo fotografías a todo lo imaginable. Algunas veces me pregunto dónde irán todas esas fotografías, qué vida espera a esas imágenes tomadas sin control, sin pasión, sin conciencia fotográfica. La luz directa me parecía perfecta para forzar las sombras, los brillos y las siluetas. Lo más curioso es que hubo alguien que sí se percataba de que hacía fotografías a la escena y su mirada se cruzó con la mía en varias ocasiones. No hubo expresión alguna de aprobación, tampoco de rechazo. Decidí continuar a lo mío como un turista más en mi propia ciudad.

Esperando el momento decisivo

 

 

Las últimas entradas en este diario fotográfico me han servido para reflexionar sobre el tipo de fotógrafo que me gustaría llegar a ser. Pienso que es demasiado tiempo haciendo fotografía como para no saber aún dónde situarme, en que espacio, con qué estilo, qué temas. Y me pregunto si realmente soy yo quien elige lo que voy a fotografiar o es el objeto, la escena o el suceso quien me elige a mí, quien despierta mi curiosidad y hace que ponga toda mi atención. Fotografiar es crear imágenes a partir de ideas, es el diseño visual de unos acontecimientos y situaciones concretos. Es ordenar y seleccionar. Desde mi punto de vista esos principios están suficientemente claros. También el hecho de que cualquier instante puede ser el decisivo.