No es solo vanidad, cada reflejo nos devuelve parte de lo mejor de nosotros. Creo que es un buen motivo, supongo que habrá otros pero este me parece de los mejores argumentos para comprender porqué nos miramos continuamente en cristales, escaparates, vehículos,… buscamos lo mejor en un gesto habitual fácil de observar a diario. Mirar, ese ejercicio casi instintivo de quienes amamos la fotografía. Mirar, ver y comprender, todo en la misma línea temporal que supone tomar una instantánea; y hacerlo desde el interior mismo del reflejo supone un reto fantástico.