Los bosques son esos espacios con los que solemos soñar e imaginar mil aventuras. Muchos los ven como bonitos decorados o lugares donde ir de vez en cuando para desconectar, o simplemente consumir unas fracciones de tiempo y hacer constar que se estuvo ahí. Cuánto desconocimiento, frialdad o desdén. Superficialidad en definitiva, arrogancia con demasiada frecuencia y desprecio por desconocimiento.
Aunque soy un urbanita irreductible, reconozco que perderse de vez en cuando por un bosque es una opción muuuuuuuy tentadora.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo Ángel
Tienes que probarlo más a menudo Josep! ;-)
EliminarUn bosque es como una catedral: deberíamos entrar en él con cierta reverencia. Sobre todo porque él está ahí desde mucho antes que nosotros, y estará (salvo que lo desgracien) por mucho tiempo más que nosotros. Me encanta la naturaleza, tanto los espacios abiertos donde se puede escuchar al cuco cantar, o ver las cigüeñas revoloteando o picoteando en la hierba, como los grandes bosques, con toda su magia y su paz.
ResponderEliminarBien dicho!!!
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