Volver al blog es como el reencuentro con la realidad. Una realidad que se transforma a pasos agigantados en un despropósito cada vez de mayores dimensiones. Me hubiera gustado volver a caer por la madriguera hasta el país de Alicia, ese que nos prometían de las mil maravillas, y que para cada uno representa su particular refugio. El mío durante cuatro días ha sido Navarra, sus montañas y pueblos. Y he respirado profundamente, para traerme algo de aire que me permita resistir durante un tiempo más.
No hay que viajar largo para disfrutar de la armonía y de la belleza. Desde esta ventana, este espacio de píxeles y líneas de código, me asomo de vez en vez a otros lugares y momentos, muchos buenos, otros no tanto.
Desde esta otra ventana que daba a un patio de vecinos de la ciudad de Budapest, todo era corriente, cotidiano. Lo viejo y destartalado del lugar mostraba el clasicismo sin alterar de una ciudad. El punto lo ofrecía el pequeño homenaje a ilustres húngaros, algunos más que conocidos y de los cuales, (tratándose de un blog de fotografía no puede ser de otra manera) destaco la figura de Robert Capa.
Pues ahí seguimos.
20 mm. f/4. 1/100 seg. ISO 100
Lugar de las tomas: Budapest. Agosto 2011.
Puedes ver la fotografía a pantalla completa haciendo “clic” sobre ella.