Voy estando un poco harto de tanta trama de corrupción, de tantos políticos estafadores y tanto empresario sin escrúpulos, que entre todos nos tienen guarreado el patio. Pero, francamente, cuando son juzgados (unos pocos), y las sentencias son de prisión (las menos), lo que más me molesta es el dinero robado, bueno lo que me altera realmente es que nunca aparece ni se devuelve. ¡Lo que deben gastar estos señores en cuentas numeradas y cajas de seguridad en paraísos fiscales!, pobres ..., es natural que les sea completamente imposible devolver el dinero que tan alegremente se embolsaron en su “saca” particular. En sus vidas de lujo, todo son gastos, no se vaya usted a creer. Bien pensado es del todo razonable, que una vez cumplidas las ridículas condenas (cuando las hay), no les alcance ni para un billete de avión a las Caimán.
De llorar.
Estoy harto, Sí ... de tanta mentira.
Por eso la fotografía que subo hoy se encuentra a años luz de toda esa mierda. Hoy quiero distanciarme recordando instantes agradables y deleitarme con la ternura. La mano de un niño acariciando una piel de mujer, mientras susurra al oído mil secretos, ilusiones y fantasías. Este sí me parece un buen tema para el post de hoy.
Lugar de la toma: Santa Cruz de Tenerife. Octubre de 2009
Puedes ver la fotografía a pantalla completa haciendo “clic” sobre ella.
Nikon D70s. Objetivo 50 mm f/1.4G. Diafragma f/2,2. Obturación 1/200s. ISO 200.