Apenas 5 grados sobre cero, cae el sol y el viento ha cesado. Ushuaia me brinda un paisaje un tanto insólito: entre el color y lo destartalado; entre calles que apenas se abren espacio en medio de la naturaleza y las tiendas de moda. El urbanismo brilla por su ausencia, o tal vez tendría que decir que se trata de un urbanismo espontáneo y diverso, fruto de una colonización tal vez en exceso apresurada. Y aunque la impresión que me devuelve es de una ciudad eternamente provisional, sin embargo la siento capaz de acoger, con calor, al viajero que para en esas latitudes.
martes, 24 de noviembre de 2015
La bajada al puerto
Apenas 5 grados sobre cero, cae el sol y el viento ha cesado. Ushuaia me brinda un paisaje un tanto insólito: entre el color y lo destartalado; entre calles que apenas se abren espacio en medio de la naturaleza y las tiendas de moda. El urbanismo brilla por su ausencia, o tal vez tendría que decir que se trata de un urbanismo espontáneo y diverso, fruto de una colonización tal vez en exceso apresurada. Y aunque la impresión que me devuelve es de una ciudad eternamente provisional, sin embargo la siento capaz de acoger, con calor, al viajero que para en esas latitudes.
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