martes, 29 de agosto de 2023

Conversación en color

 


 

Estaba esperando paciente mi turno en una cola de las cajas del híper (sí, suelo comprar en estos espacios, los encuentro más limpios y ordenados que el chino de la esquina de mi barrio). El caso es que allí delante se encontraba una mujer joven con un embarazo bastante adelantado y me dio por pensar que cuando nazca el chiquillo o chiquilla, crezca llegando a la treintena y forme parte de esa generación que dirigirá el estado, la economía, la política, la cultura…, yo igual ni estoy para verlo. Me di cuenta en ese preciso momento que esa futura generación me es indiferente, que nada tiene ni tendrá que ver conmigo. No sé si el mundo será mejor o peor para entonces, buenas maneras tampoco es que apunte y lo que pudiera hacer por un futuro mejor ya lo he peleado durante demasiado tiempo, pero en esencia el posible diálogo con esas generaciones prácticamente no existirá. Mientras escribo esta entrada en el diario me doy cuenta que me intereso por las circunstancias y los problemas que atañen a la gente de mi generación (pongamos que con diez o quince años de fluctuación arriba o abajo) con los que comparto pareceres y contrasto opiniones, creo que para muchos jóvenes (no todos espero) serían como simples conversaciones de viejos. Así, entre los más jóvenes y adolescentes me considero un mero observador, un mirón que cámara en mano busca el instante preciso para captar su conversación, no por lo que pudieran decir que podrá ser más o menos interesante, sino más bien por esas expresiones, esos modos, esos gestos que hablan en un idioma universal y que comprendo mejor que mil explicaciones argumentadas porque en ocasiones descubren sus pensamientos más profundos. Conversaciones en color, el color de un futuro incierto.