Estaba esperando paciente mi turno en una cola de las cajas del híper (sí, suelo comprar en estos espacios, los encuentro más limpios y ordenados que el chino de la esquina de mi barrio). El caso es que allí delante se encontraba una mujer joven con un embarazo bastante adelantado y me dio por pensar que cuando nazca el chiquillo o chiquilla, crezca llegando a la treintena y forme parte de esa generación que dirigirá el estado, la economía, la política, la cultura…, yo igual ni estoy para verlo. Me di cuenta en ese preciso momento que esa futura generación me es indiferente, que nada tiene ni tendrá que ver conmigo. No sé si el mundo será mejor o peor para entonces, buenas maneras tampoco es que apunte y lo que pudiera hacer por un futuro mejor ya lo he peleado durante demasiado tiempo, pero en esencia el posible diálogo con esas generaciones prácticamente no existirá. Mientras escribo esta entrada en el diario me doy cuenta que me intereso por las circunstancias y los problemas que atañen a la gente de mi generación (pongamos que con diez o quince años de fluctuación arriba o abajo) con los que comparto pareceres y contrasto opiniones, creo que para muchos jóvenes (no todos espero) serían como simples conversaciones de viejos. Así, entre los más jóvenes y adolescentes me considero un mero observador, un mirón que cámara en mano busca el instante preciso para captar su conversación, no por lo que pudieran decir que podrá ser más o menos interesante, sino más bien por esas expresiones, esos modos, esos gestos que hablan en un idioma universal y que comprendo mejor que mil explicaciones argumentadas porque en ocasiones descubren sus pensamientos más profundos. Conversaciones en color, el color de un futuro incierto.
Sus expresiones hablan por sí solas. O ya se lo han dicho todo o no tienen nada que decir... ¡qué pena!.
ResponderEliminarQuizás nos hemos hartado de pelear por un futuro mejor, viendo las respuestas de esos jóvenes que tienen aún un futuro por delante; como bien dices, incierto.
Aferradetes, Ángel.
Las generaciones se suceden y las jóvenes deben tomar el relevo de la lucha por mantener y ampliar los derechos y libertades. Eso es así. Un abrazo
EliminarEn todo caso, Ángel, no debemos ni podemos dejar de predicar. Sí, ya se que es como hacerlo en el desierto, pero... ¿Y si por casualidad hay uno entre mil al que le sirve?
ResponderEliminarUn abrazo
Nunca! Miguel. Un abrazo
EliminarCreo que ya lo hemos hablado en alguna ocasión. Las nuevas generaciones, cada equis número de años, instauran o propician su mundo, uno con notables diferencias del que vivieron las anteriores generaciones. Parece que esta es la evolución lógica que hace que la vida cambie y avance (?) Otra cosa es que a los que vivimos este cambio hace ya muchos años, no nos agrade casi nada la nueva propuesta. Yo en este sentido me muevo un poco en la incertidumbre ya que de por medio están esos que llamamos "valores" (educación de todo tipo, conciencia social, objetivos comunes) que desde mi punto de vista habría que preservar y que se están perdiendo si es que no se han perdido ya y la posibilidad de dar valor a lo que muchos jóvenes inquietos pretenden y quieren.
ResponderEliminarBueno tal vez me he perdido un poco. Nos veremos y ahí tenemos un tema para desarrollar mientras nos tomamos un cafelito. Abrazo Ángel.
Esto requiere de varios cafés ;-) ... en cualquier caso creo que hay que tener cierta perspectiva de futuro, la humanidad avanzará en mejoras, no queda otra. Un abrazo
EliminarSeguramente la tecnología ,habrá avanzado mucho más y habremos seguido perdiendo calidad humana.
ResponderEliminarUn abrazo.
Son tiempos grises y los nubarrones no permiten ver con claridad, seguramente consigamos enderezar el futuro
EliminarUn tema interesantísimo y que da para muchas horas de conversación, en color o en B/N, al gusto. Excelente toma!
ResponderEliminarUn fuerte abrazo Ángel
Ya lo creo Josep. Un abrazo
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