miércoles, 28 de febrero de 2024

La vida en amarillo




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Más allá de la obviedad de la “vida en rosa”, me estaba haciendo la pregunta si vivir tiene emparejado algún color determinado, un color aceptado socialmente. No he llegado a conclusiones claras, y me preocupa porque parece que últimamente no termino de aclararme en casi ninguna duda de esas trascendentales que me rondan la cabeza. Y no digo que esto del color de la vida sea algo de una importancia crucial, pero sí que me gustaría imaginar un color concreto sin tener que valorar si es el idóneo mientras observo una escena en la calle un día cualquiera. Igual de lo que se trata es de dejarme llevar y aceptar el color que domina cada momento determinado y ese sí será el color de la vida, al menos por unos instantes, quizás durante una mañana o todo un día completo. Supongo que a la gran mayoría de las personas les da igual, pasan y no valoran si ese día es rojo, por ejemplo, y claramente debería ser verde. Un problema menos (dirán). Pero yo como buen tozudo que soy, prefiero imaginar cada día en un color y lo busco, desde que me levanto por la mañana lo busco, porque el color puede condicionarnos el día. Pero, ¿y cuando todo apunta al blanco y negro?, ¡ay amigos!, eso ya son palabras mayores.