Todas las ciudades tienen su luz particular, una forma especial de mostrarse a los ojos del viajero cuando el sol las sonríe. Amsterdam posee todos los argumentos propios de las ciudades del norte, y nos muestra su mejor aspecto cuando los rayos, superado el medio día, peinan los relieves y las texturas de unas calles centenarias.
Esas primeras horas de la tarde son momentos especiales. Es el tiempo durante el cual Amsterdam nos muestra tímida sus encantos, los verdaderos y naturales, aquellos cotidianos, un tanto alejados del manido centro turístico, en barrios más tranquilos como lo es Jordaan, donde pasear sin rumbo es todo un placer.
Lugar de la toma: Amsterdam. Abril 2010
Puedes ver la fotografía a pantalla completa haciendo “clic” sobre ella.
Nikon D200. Objetivo 17-50 f/2,8G. Focal 22 mm. Diafragma f/9. Obturación 1/250s. ISO 100.