Casi puedo imaginar como de entre los muros de las ciudades crecen las plantas. Sí, así es, como un jardín urbano, cuyas entrañas de hormigón, ladrillos y asfalto son el perfecto mantillo que permite la vida de todo tipo de especies vegetales. Un vergel que no necesita mantenimiento alguno, adaptándose a las formas y peculiaridades de cada plaza y de cada edificio.
Una sofisticada naturaleza de raíz urbana, que de vez en vez, y de entre ciertas flores, crecen personas, mujeres y hombres, como frutos, el resultado perfecto del cálido sol, la refrescante lluvia y el suave viento.
Valiente gilipollez, otra vez me he quedado ensimismado, completamente absorto, en el limbo, vamos ...
... me paro en medio de la calle, claro, sigo en Berlín, alzo la vista, me sorprende ver un jardín de flores, alguien leyendo, entonces todo encaja.
Nikon D200. Objetivo 17-50 mm f/2,8G. Focal 50 mm. Diafragma f/6,3. Obturación 1/200s. ISO 100.