¿Dónde ha quedado la esencia humana?. Quizás la comprensión de la realidad y por consiguiente su necesaria transformación, sea parte inseparable de esa esencia hoy olvidada en lo más profundo del ser. También la generosidad, la humildad, la excelencia entendida como un esfuerzo individual empeñado en la lucha por la libertad y el bien común y la necesaria serenidad para renunciar a lo superfluo… Quizás mediante una intensa reflexión seamos capaces de comprender que el fin está ahí mismo, al acecho. Apartarnos del ruido moderno, servido generosamente para que nosotros mismos nos emborrachemos hasta el delirio y ser capaces de mirar en nuestro propio interior. Parar por un instante la distorsión que procura lo superficial para ser capaces de comprender cómo hemos llegado a esta situación y lo que es más importante, meditar la manera de superar estos tiempos aciagos. ¿Acaso nos asustaría comprobar lo que guardamos cada uno de nosotros en lo más profundo de nuestro ser?. Sencillamente volver a ser humanos.