Uno de los mejores fotógrafos de lo cotidiano fue Walker Evans, su aparente sencillez dejó un documento social de los EEUU muy interesante. Fotografiar lo cotidiano es complicado, superar esa tendencia natural que da por hecho que la realidad ordinaria es aburrida es un reto y eso sin caer en la tentación sublimadora de la escena, en ese preciosismo poético de lo cutre que pretende hacerla menos trivial. Complejo. Stephen Shore, con una temática muy similar a Evans, pero con un principio conceptual completamente diferente, afirma: “Algunos fotógrafos salen y quieren hacer bellas fotografías. Creo que es como poner el carro delante del caballo. Las buenas fotografías son el subproducto de alguna otra exploración, o alguna otra intención”. Esa es mi búsqueda constante.