Entre bofedales, paja brava, rebaños de alpacas y llamas, con los nevados como telón de fondo y bajo un cielo azul puro, que define los perfiles de las montañas como si de cristal se tratara, Parinacota amanece y anochece con un ritual constante. Un puñado de vecinos, pastores en su mayoría, se agrupan en torno a una iglesia del siglo XVII de rasgos singulares, propios del altiplano chileno y boliviano.
Parinacota supone una base excelente para los viajeros que quieran conocer el entorno del lago Chungará y las lagunas de Cotacotani. Leo construye con esmero, casi con sus propias manos, una suerte de albergue, básico, pero suficiente para pasar la noche. Las noches de invierno son frías en el bofedal, las cañerías se hielan por el intenso frío, el agua se saca directamente del arroyo, entre la escarcha y la paja. Las condiciones son precarias, sí, pero la luz de ese lugar te hace olvidar todo lo malo.
Lugar de la toma: Chile. Agosto 2010
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1ª y 2 ª foto: Nikon D200. Objetivo 12-24 f/4G. Focal 12 mm. Diafragma f/8. Obturación 1/320s. ISO 125.
3ª foto: Nikon D200. Objetivo 24-70 f/2,8G. Focal 32 mm. Diafragma f/4,5. Obturación 1/60s. ISO 100.