Paseaba por la zona centro, iba acompañado de amigos y aún así cargaba con la cámara, es una manía, lo de la cámara digo, aunque no lo hago siempre.
La luz de invierno en Madrid, esa de últimas hora del día, procura unos contrastes suaves y sombras alargadas, si a eso le añadimos lo pintoresco de muchos escaparates la distracción está servida. Al menos a mi me pasa, camino embelesado mirando reflejos y luces.
Vi la posibilidad de un autorretrato en uno de los escaparates de alguna tienda de moda, y no lo pensé dos veces.
Cualquier día, para resarcirme, voy a un estudio de un fotógrafo profesional, de esos que tienen fondos continuos y retratan con flashes, pantallas y demás artilugios y allí que me hagan un retrato en condiciones.
Lugar de la toma: Madrid, Diciembre 2012
Puedes ver la fotografía a pantalla completa haciendo “clic” sobre ella.