Aprovecho ciertos momentos para dejar revolotear las ideas. Cualquier lugar puede devolverme alguna escena que suelo imaginar entre lo mágico y lo perverso. Cosas que me provocan fascinación, más por lo que me sugieren que por lo que son en sí mismas. Y el monocromo como recurso inevitable, con esa riqueza que procura me ayuda a distanciarme de la realidad y crear una escena diferente.