
Creo que ya lo sabéis. Los espejos son mi debilidad. Me valgo de ellos para, en plan traicionero, hacer robados, observar la escena sin llamar en exceso la atención, y disparar.
Pero también son la entrada a la realidad reflejada, como si se tratara de la opinión visual de una tercera persona, alguien a quien no conozco y de quien no puedo esperar explicación alguna, tan sólo "su" mirada.
Los espejos me dividen los tiempos y los espacios, devuelven siempre su propia versión de las cosas, son completamente subjetivos.
Si no fuera así ... ¿como es posible ver el reflejo de una escena cotidiana de verano, en un escaparate de invierno?. Y os aseguro, que no es un fotomontaje.
O eso, o el mazapán y otros dulces de navidad, de esas cajas que muestra el escaparate, está duro como piedras.
Esto me recuerda que siempre debo mirar la fecha de caducidad.
Nikon D70s. Objetivo 50 mm f/1.4G. Diafragma f/8. Obturación 1/160s. ISO 200.