domingo, 11 de octubre de 2009

Café en San Telmo




Me aficioné a los cafés de Buenos Aires, a observar a los clientes conversar largo y tendido, sobre cualquier tema, pausadamente, al ritmo que marcan los tiempos de descanso y los momentos apacibles. Creo que son lugares mágicos.

Nos solíamos sentar cerca de una ventana, un lugar idóneo para curiosear, observar a la gente que pasa, tomar notas, ver la vida del salón, tomar notas, y entre frase y frase, sorbo y sorbo, te das cuenta que estas como en tu propia casa.

En este café de San Telmo, fuimos a parar desde Puerto Madero, tras una larga caminata. El local es bastante antiguo, como tantos otros de la ciudad, pero lo que llamó mi atención fue que todas sus paredes, columnas, marcos de las ventanas, mesas, incluso la barra del bar, estaban cubiertos de signos, leyendas, escritos, mensajes, poemas, ... en su mayoría grabados en la madera, como cicatrices, mensajes de todo aquel que pisó este lugar y quiso permanecer en él, de alguna manera, para siempre.

Yo me decidí por la fotografía.

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Nikon D200. Objetivo 12-24 f/4G. Focal 12 mm. Diafragma f/4,5. Obturación 1/60s. ISO 160.