La fiebre produce alucinaciones en colores primarios, la luz del neón perturba la explosión de tonos cálidos, la noche hace ya horas que se tiñó de pasión. Manos, cerebros, sudor, ojos, ... nada es imposible, todo inalcanzable, pero las siluetas se suceden, veloces, extrañas, anónimas, entre las calles, en los reflejos, dibujando el tiempo.
Hay más de un color rojo, tal vez tu inconfesable pasión sea otra, pero igualmente terminará en los canales, donde los colores exaltados se apagan.
Lugar de la toma: Amsterdam. Abril 2010
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Nikon D200. Objetivo 17-50 f/2,8G. Focal 50 mm. Diafragma f/2,8. Obturación 1/5 s. ISO 320.