lunes, 16 de marzo de 2015
Una mañana fría
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Hacía tiempo que no madrugaba para perderme entre las calles del Rastro madrileño. A esas horas la luz es todavía rasante y se desliza perezosa entre las frías paredes, formando una combinación perfecta entre colores vivos y sombras intensas. Luego solo queda dejar pasar el tiempo, paseando sin rumbo fijo pero con mirada siempre atenta. Por un tiempo se mezclan las miradas, las sensaciones y los pensamientos, todo en uno, sencillez y complejidad sin orden aparente, tan solo la certeza de vivir un momento feliz.
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