martes, 26 de septiembre de 2023

Ladrones de la intimidad




A veces pienso que soy un pequeño ladrón de la intimidad. Lo hago sin premeditación y diría que tiene un rollo casi compulsivo, desde luego espontáneo y siempre discreto. Al menos todo lo discreto que puede llegar a ser publicar fotografías de la vida de los otros, pero siempre con honestidad, preservando la dignidad y buscando una especie de comunión con el retratado. Parece un pliego de descargo a mi favor, pero me pregunto qué sería de la fotografía sin este registro de la vida. Sé que me expongo a la vergüenza, a la bronca incluso al altercado, pero qué sería de la fotografía, además, sin cierto riesgo, sin el peligro de que un buen día alguien en su sano juicio pero sin contención alguna me parta la cara. Al menos queda registrado en el fotodiario por si más adelante alguien buscase respuestas.