A veces pienso que soy un pequeño ladrón de la intimidad. Lo hago sin premeditación y diría que tiene un rollo casi compulsivo, desde luego espontáneo y siempre discreto. Al menos todo lo discreto que puede llegar a ser publicar fotografías de la vida de los otros, pero siempre con honestidad, preservando la dignidad y buscando una especie de comunión con el retratado. Parece un pliego de descargo a mi favor, pero me pregunto qué sería de la fotografía sin este registro de la vida. Sé que me expongo a la vergüenza, a la bronca incluso al altercado, pero qué sería de la fotografía, además, sin cierto riesgo, sin el peligro de que un buen día alguien en su sano juicio pero sin contención alguna me parta la cara. Al menos queda registrado en el fotodiario por si más adelante alguien buscase respuestas.
Je, je, je!... me has recordado aquello de "con nocturnidad, premeditación y alevosía", aunque siempre procuramos hacerlo discretamente, no puedes nunca intuir la respuesta del personaje. Quizás los más "tolerantes" sean aquellos que les guste la fotografía tanto como a ti.
ResponderEliminarSimpáticas expresiones has captado.
Aferradetes, Ángel.
Se trata de plasmar las escenas con dignidad. Un abrazo
EliminarSon fotografías muy naturales, que presentan las personas in artificios.
ResponderEliminarUn abrazo
Son retratos que reflejan la vida. Un abrazo
EliminarMe pasa lo mismo, es compulsivo, se que invado la intimidad aunque procuro que la "invasión" sea digna y por supuesto no ofensiva. Si no, la llamada "streetfoto" desapareceria totalmente. Pero bueno, creo que el riesgo siempre està ahí.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo Ángel
Pero al final nos lo tomamos siempre de buenas maneras, pase lo que pase ;-)
EliminarDigamos, que esa pequeña intromisión está plenamente justificada, porque en realidad, lo que se fotografía cuando se sale a la calle con una cámara, no son individuos, sino la condición humana.
ResponderEliminarBuen apunte, buena manera de expresarlo
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