jueves, 28 de octubre de 2010

Detalles que cuentan



En respuesta a algunas dudas que me plateáis, quisiera comentar lo siguiente:
Como muchos otros destinos fuera de los circuitos más trillados, un viaje por el altiplano no es un paseo sencillo, son muchas cosas las que hay que preparar y algún que otro problema que resolver sobre la marcha. La climatología es dura, la altura puede llegar ha causar estragos; con transportes y alojamientos, en más ocasiones de las deseables, precarios; las diferentes costumbres gastronómicas, etc... Aún así es recomendable cien por cien, no sólo por las inmensas posibilidades fotográficas, sino por las posibilidades humanas.

En cuanto a nuestra afición fotográfica (muchas veces una obsesión), deciros que una vez que te centras, ya adaptado a la altura, el poder de atracción del lugar resulta irresistible. La verdad es que ahora selecciono mucho y normalmente llevo una idea general del tipo de fotografía que quiero hacer, pero con flexibilidad, ya que las circunstancias pueden llegar  ha ser muy cambiantes.
En este viaje he utilizado preferentemente un zoom 24-70 muy luminoso, especialmente para sacar grupos en su ambiente, incluso algún “robado”; no es tan aparatoso y resulta más fácil pasar inadvertido con él. Mi estrategia es deambular un rato por la zona, observar y que me vean. Si puedo sentarme en un banco o acercarme a un puesto o corrillo, pues mejor, luego tomo la foto, cuando ya están acostumbrados a mi presencia y “pasan” un poco de mi. Completa la mochila un gran angular para paisaje y arquitectura y un tele corto (70-200) que en este casome lo prestaba un compañero de viaje (bendita solidaridad entre fotógrafos).

Bueno, todo esto y muchas ganas de disfrutar, eso es lo más importante.

Lugar de la toma: Perú, agosto 2010.
Puedes ver la fotografía a pantalla completa haciendo “clic” sobre ella.