jueves, 25 de noviembre de 2010

Un Camino de montaña



En un Trekking se cuenta con porteadores. Ellos se encargan de cargar con las tiendas, utensilios de cocina, comida, ... Conseguí reducir el peso de la mochila a unos 10 kilos, incluido el equipo fotográfico. Y aún así las subidas se hacían interminables. Disfrutas del paisaje, disfrutas de los restos arqueológicos que se diseminan a lo largo de toda la ruta, de la mezcla tan especial, mitad leyenda mitad historia, que se respira en el camino, disfrutas de la compañía, incluso disfrutas del esfuerzo, pero el cansancio que se acumula al final del día es tremendo, agotador. No hay concesiones. Intenso frío de madrugada, viento helado en los collados, sol abrasador, polvoriento siempre el camino. El segundo día es cuando más gente lo deja. Vuelven hacia atrás, al punto de partida, demasiado esfuerzo tal vez, y te cruzas con ellos, y lo piensas... tal vez mañana.
Venga, el último repecho!, sólo quedan tres horas para llegar al campamento.

Lugar de la toma: Perú, agosto 2010.
Puedes ver la fotografía a pantalla completa haciendo “clic” sobre ella.