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Alguna vez me ocurre, que volviendo sobre carpetas antiguas de mi catálogo de fotografías, la mirada se detiene sin ninguna explicación lógica en una instantánea determinada. Algo me llama poderosamente la atención de esta fotografía que hoy publico, y reconozco que he vuelto sobre ella en varias ocasiones. No hay nada especial en ella, se trata tan sólo de un puesto de flores cerrado al lado del cementerio viejo de Carabanchel (mi barrio) en Madrid. Un lugar aislado, casi detenido en el tiempo rodeado de zonas residenciales, jardines, espacios para niños, zonas deportivas,… uno de esos lugares anacrónicos dentro de la configuración propia de un barrio que quizás creció demasiado rápido. Sin ninguna justificación clara decido publicar hoy esta toma.
Los días de venta y en donde acuden más gentes, son el día de los santos y el de los difuntos. Pasando ya esos días los cementerios están más solitarios.
ResponderEliminarUna imagen evocadora aunque el tiempo es cruel y lo borra casi todo-
ResponderEliminarUna foto excelente que refleja la belleza de la decadencia.
Un fuerte abrazo Ángel
Hay fotografías que te llaman y no sabes bien el porqué... quizás sea ese aislamiento de la vida que llamamos normal o cotidiana...
ResponderEliminarAferradetes, Ángel.
A mí y creo que a muchos de nosotros (blogueros empedernidos) nos sucede algo parecido. Yo creo que el tiempo ejerce de "limpiador" de aquella emoción primigenia que acompaña al momento de la toma, a esa voz que de pronto nos dice; mira, encuadra y dispara. Por eso cuando volvemos, sobre todo sin quererlo, a una foto que lleva tiempo en nuestro archivo, sentimos que esa foto tiene un valor que en el momento de la toma tal vez nos dejó algunas dudas sobre su valor. Abrazo Ángel
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